La poderosa y versátil cantante argentina Sandra Mihanovich ofreció un show extraordinario, en el marco de los Miércoles Culturales, el día 17 de agosto.
Poco antes del memorable concierto, la artista compartió charla con la Revista CC y expresó su contento ante la presentación. «Hace mucho que no vengo, estoy muy ansiosa por compartir con todos. De alguna manera, estos reencuentros tienen un significado distinto, ¿no? Para mí, por varios motivos, por la pandemia, sin duda, por reencontrarme con mis amigos, con la gente de Paraguay que me trata siempre con tanto cariño, y por la ausencia de mi amiga Patricia Espínola, que me genera un profundo dolor. Creo que cada vez que venga, mis actuaciones serán dedicadas a ella. Fue quien me abrió las puertas de su casa cuando venía a cantar. No iba a un hotel, iba a su casa... una persona muy generosa, muy hospitalaria, que siempre me hizo sentir como en casa y de alguna manera para mí, ella era Paraguay, buena anfitriona, hospitalaria, generosa, atenta... Paraguay es así. Disfruto mucho viniendo».
De hecho, en sus saludos, dedicó el concierto a su entrañable amiga. Se escucharon, Honrar la vida, Puerto Pollensa, Todo me recuerda a ti, Soy lo que soy, Somos mucho más que dos, No habrá fronteras y otros títulos que completan su extensa discografía, dejando ver a una artista comprometida, de puro sentimiento. «Me parece mentira que todavía tengamos tanto que aprender, que tengamos enseñanzas durísimas como la que tuvimos con la pandemia y sigamos teniendo actitudes poco constructivas... No se puede entender que los seres humanos no nos podamos poner de acuerdo, entender que la vida es hermosa, que es lo mejor que tenemos, que la compartimos, que tenemos que cuidarnos entre todos, que nadie es mejor que nadie, todo lo que ya sabemos. Mantengo siempre una actitud muy positiva, necesito ver ese lado de la vida».
Su trabajo más reciente, Bendiciones, una propuesta de folclore argentino-latinoamericano, contiene dulces músicas sanadoras, que ayudan mucho, en todas las situaciones de la vida. Es que, a través de su música, anhela transmitir siempre buena energía. «Es una forma de comunicación, tan perfecta, tan directa, tan maravillosa... todos tenemos vínculos con la música y es importante que los tengamos, porque nos hace bien», expresa en el camerino.
Sandra Mihanovich, una artista que se mantiene en el tiempo, conservando su prestigio y autenticidad. No en balde, continúa teniendo las oportunidades de cantar, de realizar presentaciones, grabar discos, estar en la tevé, en la radio, en el teatro. Su última presencia en las tablas fue con la obra Brujas, muy icónica, muy histórica de la Argentina. «La vida me sigue presentando posibilidades, de hecho, me hace muy feliz».
Tanto tiene para agradecer que se tatuó en el brazo la palabra «gracias». «No tengo tatuajes, no me gustan mucho, pero de verdad lo sentía tan profundo, tan intenso... sentía que era exactamente lo que quería en mi piel», confiesa.
Ya un Salón de Honor abarrotado de socios y amigos, así como sectores habilitados de la explanada, ante la exitosa demanda, aguardaban su presencia. No sin antes expresar que debemos tomar conciencia de la vida, «darnos cuenta de que de nosotros y entre nosotros depende aprovecharla al máximo».
La artista brilló sobre el escenario, cautivando con su voz poderosa, versátil, durante una presentación impresionante en la que los directivos de nuestra institución la recibieron con cordialidad.
El vicepresidente Luis Emilio Pecci Díaz de Bedoya tuvo a su cargo las palabras de recepción, con los deseos de disfrutar del espectáculo. La presidenta de la Comisión de Cultura, Margarita Appleyard, igualmente formó parte del comité de bienvenida, junto a la presidenta de la Subcomisión de Cultura y Cine, Ana Martini. Culminado el evento, Mihanovich fue invitada a firmar el libro de visitas ilustres, ante la presencia de los directivos, con quienes compartió charla y flashes para plasmar los momentos vividos. La noche siguió con música de DJ, en un ambiente todavía festivo ante una conmovedora gala, como solo en el Club Centenario se vive.
