Una impresionante noche fue la vivida el día 29 de setiembre, en el marco del ciclo de los Miércoles Culturales. Subió al escenario el grupo Oasis de Villarrica, causando sensación entre los socios e invitados presentes. En la voz principal y guitarra, Olga Emanuela; en el acordeón, teclado y segunda voz, Olga Yovana; en la percusión, Olga Marisol. Las hermanas ofrecieron un show espectacular, acompañadas de los músicos Miguel Flores, teclado y acordeón; Jorge Aranda, en el bajo; David González, en la batería, y Fabrizio Mareco, como primera guitarra.
El grupo arrancó con la canción Así fue, del cantante argentino Leopoldo Dante Tévez, más conocido como Leo Dan. Y a partir de esa entonación todo fue alegría en el Salón de Honor. Hicieron un repaso por el folclore argentino, mexicano y, por supuesto, el folclore nacional, con una selección de polcas que hizo bailar a todos los presentes.
Los integrantes interactuaron con el público, generando un ambiente dinámico, sensorial, mental y afectivo. Pasaron por las mesas invitando a los socios a sentirse como artistas por unos minutos.
El conjunto se eleva por su arte y talento para musicalizar sentimientos. No en balde van conquistando escenarios internacionales: ya pisaron suelo norteamericano, desplegando su arte en las ciudades de Nueva York y Nueva Jersey. También brillaron en el país vecino, Argentina, donde se destacaron en el Festival del Chamamé. Fueron declaradas visitantes ilustres de las ciudades de Caraguatay, Fernando de la Mora y Caaguazú. Igualmente les fue otorgado el Poncho Para’i de Oro, máximo galardón del Festival Nacional del Poncho Para’i de 60 listas, que se realiza anualmente como parte de los festejos en honor al Ñandejara Guasu, en la ciudad de Piribebuy.
Las hermanas, que dieron sus primeros pasos en la música en el coro de la iglesia de su natal Villarrica, no se imaginaron jamás el éxito que están viviendo. «Ni yo sabía que sabía cantar», confiesa Emanuela riendo.
Por insistencia de amigos que elogiaban el talento natural, decidieron formar un grupo netamente de música paraguaya. Si bien al principio no fue fácil por el estilo elegido, lograron imponerse, según ellas mismas declaran: «Amamos nuestra cultura y ver que las personas disfrutan, nos anima a seguir por este sendero y posicionar nuestro folclore, nuestra identidad, tanto en el país como fuera de él».
De esos comienzos ya pasaron nueve años y se muestran agradecidas por el apoyo recibido de sus padres Benjamín y Olga. «Nos acompañan a todos nuestros eventos. Son nuestros pilares».
Suben al escenario con indumentarias confeccionadas por doña Olga y Olga Yovana, la del teclado, acordeón y segunda voz. Sobresalen los detalles de ñandutíes, ya como un sello de marca.
La música para ellas es «todo». Emanuela, quien sufrió un revés en la vida, dice que la música la salvó, la llenó de autoestima «de la gran siete» y le sigue ofreciendo momentos felices.
Mientras puedan —aseguran— es a todo lo que se quieren dedicar, es decir, llevar emociones a los escenarios donde les toque actuar, impactando en el corazón de sus seguidores con sus voces e instrumentos a través del folclore nacional, tal como lo hicieron en el Salón de Honor. ¡Qué noche la del miércoles!
